Turgentes y seductores, los morrones en estos días son un espectáculo para los ojos y una promesa para el paladar. Uno más de los dones de América al mundo, son la versión dulce (sin picor) de un grupo de verdaderos comodines de la cocina: se usan tanto para dar sabor como en la decoración de platos. Y moliéndolos cuando se secan, dan lugar al pimentón.
La mayoría de las plantas que llegaron a España tardaron mucho tiempo en ser admitidas en las mesas europeas. Sólo dos fueron aceptadas desde el primer momento: el cacao... ¡y los ajíes! Es que estos eran, precisamente, el sustituto que habían ido a buscar de la preciada pimienta, explica Carlos Goytia, especialista en historia de los alimentos en http://www.historiacocina.com. “Colón, en su primer viaje, conoció una planta que picaba tanto o más que la pimienta, a la que llamó pimiento rojo”, describe.
Las variedades más grandes y dulces que disfrutamos en la actualidad se consiguieron a principios del siglo XX, a partir de la selección humana de variedades naturales, pero el ají no picante ya había logrado ciudadanía en Europa mucho antes: dadas las dificultades de adaptación de las plantas de guindilla en los países más nórdicos (por el clima) y los cambios en las costumbres culinarias impuestas por los franceses (paulatinamente se fue abandonando la comida muy condimentada).
Hoy, los morrones -verdes, amarillos y colorados- se nos ofrecen hasta en las calles como si no hubiera crisis (podés comprar tres por menos de lo que cuesta un pocillo de café), así que vamos a aprovecharlos.
¿Sabías que...
... los morrones provienen todos de la misma planta?
A medida que pasan los días mutan del verde al amarillo, al naranja y finalmente, en la mayoría de los casos, al rojo. Lo que sucede, simplemente, es que han madurado. En ese proceso ganan en dulzor y se enriquecen en nutrientes.
• Verdes: al no estar maduros, son menos dulces y menos fáciles de digerir si se comen crudos. Como se cosechan antes, son más baratos.
• Amarillos: tienen más vitamina C que el verde, pero menos vitamina A y menos betacaroteno. Lo bueno es que aportan sólo 20 calorías cada 100 gramos.
• Rojos: son los que alcanzan mayor grado de maduración. Contienen 11 veces más betacaroteno -que reduce la probabilidad de padecer cáncer y provee el 50% de la vitamina A- que los pimientos verdes.
PARA TENER EN CUENTA
• Si los pimientos morrones presentan arrugas o manchas significa que han estado almacenados durante demasiado tiempo, lo que provoca una pérdida de nutrientes y de sabor.
Pimientos rellenos
(ingredientes para 2 unidades grandes)
Rehogar en aceite de oliva una taza grande de cebolla picada y cuando esté transparente agregar una taza de carne molida magra; cuando estén casi listas, añadir albahaca y perejil frescos picados, orégano, pimienta negra y sal. Por último, añadir dos cucharadas de puré de tomates y 40 g de arroz redondo crudo. Aparte, “destapar” los pimientos y quitarles el tallo con las semillas; si querés, podés guardar “el gorrito” y taparlos, así se mantienen más húmedos. Rellenarlos y ponerlos sobre una bandeja de horno y asarlos a no más de 120ºC (para evitar que se queme la piel) entre 25 y 30 minutos.
Escalivada con atún
(cuatro porciones)
Poner en una fuente de horno dos pimientos rojos y dos verdes, todos grandes y enteros; dos berenjenas cortadas por la mitad; tres tomates cortados en cuartos y dos cebollas cortadas en cuartos. Salpimentar y rociar con aceite de oliva, y asar (cuanto más suave el calor, más tardarán, pero también quedarán más jugosos). Cuando estén listos, poner las berenjenas y los morrones en una bolsa de plástico hasta que se entibien (así será más sencillo quitarles la piel) y luego abrirlos en tiras. Aparte, poner a hervir dos huevos hasta que estén duros. Con la ayuda de un aro de emplatar, armar la torre: colocar en la base los pimientos verdes, encima de las berenjenas, luego los pimientos rojos y las cebollas. Arriba de todo, un trozo de lomito, el atún y rodajas de huevo duro. Regar ligeramente con aceite de oliva y servir tibia.
Muhammara
(crema siria de morrones)
Asar, preferentemente en la hornalla (cubrir la cocina con papel de aluminio te salvará del enchastre) cuatro morrones rojos bien maduros. Quitar la piel y procesar una taza de nueces, dos dientes de ajo, una cucharada sopera de jugo de limón y cantidad necesaria (según la consistencia deseada) de aceite de oliva. Condimentar con sal y pimienta, y servir con pan árabe tibio.